13 noviembre 2013

Amargura .

Amargura

Hoy tus ojos atraviesan fieros mi corazón,
desafiantes. Y lo sé todo de ti. Todo.
Y tú de mí, no sabes nada. Nada...
O eso pretendes: no saber nada de mí,
y todo de mí sabes, con tu dulce mirada.
¿Cómo debo sentirme? ¿Cómo, dices?
Seducida por tus labios, torturada por esos
crueles ojos almendrados que me hacen caer a tus pies.
No sé si es amor... No creo si es amistad.
Sé que es un profundo dolor, imposible de remediar.
Me alegro cuando te veo, pero también me duele.
¡Oh, amado mío -si es que eres mi amado;
si es que eres mío- dime tú, ángel de
mis cielos! ¿Qué es esto que por ti yo
estoy sufriendo? ¡Daría mi vida por rozar
tus deleitosos labios! ¡Por acercarme a ti y
oler el aroma de tu suave piel! Y ahora...
Dime, querido mío -por mí eres más que
querido, ¿pero eres mío?-... Dime, corazón,
dime, mi cielo, ¿qué es lo que estoy
sintiendo? ¿Qué es lo que me está pasando?
El tiempo vuela, la vida corre. Mi corazón
tiembla, y ésto me duele. Así que, por
favor, lucero de mi alma... Respóndeme con
tu suma ternura... Y si tú no ves, si tú no
sientes lo que yo.... Sácame de esta dulce,

triste y loca amargura.



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