01 agosto 2014

Tú .


Tú, aroma exquisita de tus besos.
Tú, dulzura extrema de tus labios.
Tú, suavidad infinita de tu cuerpo.
Tú, perfecto e inalcanzable en tu vuelo.
Tú, mirada de emociones y de amor flechas.
Tú, calidez y gratitud de tus manos.
Tú, apasionados y preciosos los sueños.
Tú, imperfecto lo que ni tocas ni pisas.
Tú, bendito el aire que exhalas.
Tú, de ti las flores mueren de envidia.
Tú, cuna de la misma belleza.
Tú, rey de cada uno de mis sentimientos.
Tú, que vienes y me enamoras.
Tú, descripción inacabable.
Tú, con tu gracia y tus melódicas risas.
Tú, y esa voz colmada de miel y azúcar.
Tú, con esos ojos que me besan.
Tú, que por ti infinitas veces moría.
Tú, que para mí eres único.
Tú, que por ti, mi alma expira...

17/12/2013, 14:52 h


Annet Marie


Anoche .

Anoche

Anoche me desvelé...
Sí, me mantuve despierta.
No le di relevancia alguna
a eso llamado
''el Mundo de los sueños''.
Me senté, ansiosa,
sobre el frío suelo.
Extendí mis brazos.
Sentí las mariposas correr.
Y vi oscilando temblorosas
como plumas borrosas
cayendo por toda la habitación
suaves pétalos de rosas.
Sonreí, lloré de la emoción.
Miré hacia arriba,
las margaritas me acariciaban.
La oscuridad lo inundaba todo,
como si fuera un cielo eterno sobre mí...
Pero un rayo de luz tenue,
tan suave como las flores,
me iluminaba la cara.
Estelas mágicas que me arropaban,
destellos coloridos en aquella
oscuridad inmensa.
Y aún seguían las hojas
cayendo tan lentamente
que tan cálidas se posaban
en las lágrimas de mi rostro.
Supe diferenciar cada tono:
los azules más perfectos,
los blancos tan puros,
los verdes tan gentiles...
Y yo, allí sentada,
viviendo tal momento.
Todo colmado de magia;
todo lleno de fantasía.
A pesar de la tristeza,
¡la felicidad me embargaba!
Y es que era grande,
y es que podía con todo...
El corazón se me quemaba,
el alma se me dormía...
El cuerpo cedió, cansado yacía.
Y tan cariñosas me cubrieron las hojas
con sus olores más preciados.
Pues la tranquilidad reinaba,
¡yo ya no lloraba!
El silencio se ocupó de todo
y yo, no desperté de nuevo.


Annet Marie, 10/01/2014, 22:18 h


Acabó .

Acabó

El color de las rosas,
los latidos de tu corazón.
Un suspiro entremedio.
Un relámpago en su fulgor.
La vida...
Como si ya ni conocieras
realmente lo que es eso.
El amor...
Un extraño que se cuela dentro.
Y el dolor...
A medida que pasa el tiempo
ni se siente, ni se ve.
A la vez que tus alas baten
y el brillo cada vez es más intenso,
te miro desde el cielo; te observo.
Como un pájaro triste
que ni encuentra su nido ya,
vuelo en mi desespero,
perdí quizá ya mi hogar.
El azul se va tornando gris,
humo que se libera con el fuego.
Quizá tú seas las llamas,
y yo el triste aguacero.
Me apena ya todo...
Como si hubiera un final
-dime si es que lo hay-.
Pero todo, todo está desierto.
Todo se ha ido, se ha marchado.
Y quién sabe si volverá.
Pronto me derrumbaré
y lo olvidaré todo
aunque siempre...
Quedará el amor.


13:00, 13/01/2014, Annet Marie


A la luz de tus ojos .

A la luz de tus ojos

Paseé lentamente mis manos
por las blancas teclas del piano.
Mis lágrimas al caer derretían
sin piedad alguna el viejo ébano.
Mi corazón suspirando, latía
al oír cerca de mí tus pasos.
Tú alrededor de mis sentidos
envolviéndome sin tocarme...
Hicimos por entonces un juego
mas bien era, una gran verdad:
supusimos que tú lo eras todo.
Susurré pues, algunas palabras
sin mirarte siquiera, para que
ni por asombro pudieras entrar
tan profundo, dentro de mi alma.
La música se sentía más intensa
y mi fuerza ante ti aminoraba;
si yo sólo soy una y tú el infinito.
Decidí mirarte, sí, ¡con tanto amor!
La noche dormía en tu mirada
pero podía distinguir claramente
el destello sobresaliente de una luna.
El piano cesó y caí súbitamente
a tus pies, sobre el frío suelo.
Y me viste morir por ti...
Pero morí a la luz de tus ojos.


22:10, 30/04/2014, Annet Marie


Adiós .

Adiós

Ya no hay magia que me detenga
Ni ciencia que comprobar pueda 
Ni orgullo que me satisfaga.

Me asomé, tú no miraste 
Y todas las llamas apagué. 
Todas de un solo golpe.

Ya no reces con locura,
No vuelvas a desearme. 
Olvida lo que no quiero que olvides, 
Sopla ya las cenizas...
Esas cenizas que llegan.
Que corren muy lejos,
Que llegan volando del ayer.

Por poder habrás podido...
Pudiste saborear el néctar más secreto
Y haber besado los cielos más azules.   
También haber rozado los pétalos con tus labios,
Pero renunciaste y caíste.

No quiero volver a ver tus ojos
Porque me paralizas
Y no consigo ver nada más que
Tintas que corren en un viejo canvas.

No quiero pensar en ti
Porque tú me sumes en un sueño 
Y todo se vuelve negro
Y me absorbes...

Clavé mis uñas en el suelo
Y volví a entrar en el mismo duelo:
Yo y mi corazón.

No me quedaba nada
Y tú me hiciste perderlo todo
Tú rompiste mis esperanzas.
Y ya sólo queda un triste adiós.

Annet Marie 
30/07/2014


20 noviembre 2013

Último .

Último

Es... Sí, lo es.
Doloroso y miserable,
el que todo se acabó.
¿Lo ves?
Lo notarás, tal vez.
Que mis manos
permanecen muy quietas.
No escriben, no más.
Último será esto.
Último...
Que mi boca
está callada.
No habla, no más.
Último será esto.
Último...
Que mi cuerpo
yace muerto.
No reacciona, no más.
Último será esto.
Último...
Que mi corazón
está roto.
No palpita, no más.
Último será esto.
Último...

¿Quién te escribirá
poesía cada noche
de luna llena?
¿Quién osará
interrumpir tus
sueños...?
¿Quién te amará
como yo lo hice?
Hice...
Hice pues.
No arrepentimientos.
No amarguras.
No lágrimas.
No para ti.
No esta vez.
Aunque ahora llore,
último será esto.
Último...
¿Qué me queda?
El silencio,
cristales rotos
y ver mi triste
corazón ardiendo.
Pudiste...
Claro que pudiste.
Pero en estos
precisos momentos,
ya no más.
Último será esto.
Último...

¿Qué será lo que
mañana te susurrará
el melancólico viento?
¿Te perderás?
¿Me añorarás?
¿Quién sabe?
Ya no te arroparán
mis cálidas letras.
No susurrarás más
mis versos;
están muertos.
Ya no late.
Ya no arde.
Es tarde...
Demasiado,
un quizá...

Y por último,
te he amado.
Y te quiero...
Pero tú no
lo has querido.
Y eso será
lo último.
Sí...
Último...




13 noviembre 2013

Para ti, mi amor .

Para ti, mi amor

Sea la noche oscura y dolorosa,
sea la luz tenue y temblorosa,
sea la razón dura o mentirosa.
Sea el corazón frágil y suplicante,
sea la mente ágil y perspicaz,
sea el amanecer fuerte y despampanante,
te amaré siempre, no preguntes por qué.
No preguntes algo digno de saber,
algo digno de ver, de tener.
Si toda la perfección está en tu perfecto cuerpo,
es una respuesta suficiente que debes conocer.
Y te amo, con ojos cerrados, ojos abiertos.
Te adoro, con labios besados, labios en silencio.
Te quiero con todo mi corazón y alma.
¡Ah, no! Porque mi corazón es tuyo.
Todo lo mío reposa en tus manos.
Glorioso seas, bendecido por Dios y sus seres.
Tú, mi ángel, luz divina que atraviesa los cielos.
Tú, mi gloria, que abrasas el frío invierno.
Tú, mi esperanza, que me abrazas cuando lo necesito.
Tú, mi estrella, la que más brilla en todos los universos.
Tú, mi todo, tú mi perfección.
¿De dónde vienes? ¿Cuándo naciste?
Me entrego a ti totalmente, cuerpo y alma solo para ti.
Y tus labios... ¡No hablemos!
Suaves manantiales de agua tibia, dulces y puros.
Tus ojos... ¡No digamos!
Profundas medianoches donde mi ser se esconde,
donde la luna se refleja y luego nos perdemos.
Tu cara... ¡Quien pudiera verla!
No querría, no, porque eres mío, porque soy tuya.
Y si te ven, ¡no! ¡Te perdería!
Eres tan bello, tan perfecto, que todos caerían.
¡Todos de ti se enamorarían!
Y yo sólo te quiero para mí, mi amor.
Porque siento que estamos destinados,
que juntos iremos más allá de la eternidad.
Te invito a que vengas conmigo,
que tu presencia me acompañe siempre,
que vayamos lejos, muy lejos,
donde ni el dolor pueda alcanzarnos.
Porque tú y yo somos uno.
Y tu cuerpo... ¡Dios mío!
¿Quién te creo?
Es que no pienso que alguien pudiera
haberte hecho, tan perfecto.
Has nacido de una aleación de cosas preciosas,
y brillas, mi amor, destellas.
Y nada puede compararse contigo,
porque tú lo eres todo, eres magnífico.
Ni unos versos, ni unos párrafos.
Nada... Ni siquiera mi amor.
Te amo, sí... Cuánto te amo.
Si pudieras saberlo, te asombrarías.
Soy para ti, y eso me enorgullece.
Es que estoy aquí, he nacido,
y aunque la vida querido sea todo una mentira,
aunque todo sea falso y duela,
me hace feliz, -muy feliz- la idea de que
seamos uno, de que sea tuya.
Al menos, ese es mi objetivo.
Sanarte, llenarte, entregarme a ti.
Si Dios pudiera verte con sus propios ojos,
él se arrodillaría ante ti,
te cedería su corona de oro y gemas,
su espada de plata y rubíes,
su trono de metales y diamantes
y te concedería su puesto, ¡seguro!
Eres eterno, completo, perfecto...
Que nadie lo vea, no amor...
Porque te perdería,
y no hay nada que más tema.
Nada que más me estremezca.
Juntos para siempre...
Y moriré por ti mi amor,
una y millones de veces.
Y cantaré porque te tengo,
lucharé por tus besos.
Naceré infinitas de veces
para que infinitas de veces
pueda conocerte de nuevo.
¡Te amo!
Quiero que lo sepan los ángeles,
todo el mundo, porque te amo.
Y ahora bésame... Cierra los ojos.
Me maravilla saber, corazón,
que tengo para siempre.
Me agrada comprender, querido,
que me amas con toda tu vida.
Me gusta oír, mi amor,
tus labios pronunciar tu dulce voz.
Me encanta ver, mi amado,
tu silueta perfecta ante mí.
Me duele no poder ser como tú,
no poder llegar a tu altura
y ofrecerte lo que realmente mereces.
¿Pero sabes qué?
Te amo, y nada importa.
Porque el amor lo puede todo.
Porque tú, lo eres todo.

Te amo.

Soneto para Noé .

Soneto para Noé

El silencio nos ha callado esta noche.
Tus ojos me miran,
y yo deseo tenerte.
En tus labios leo la palabra vida,
y créeme,
es lo que pretendo darte.
Me derrumbo enfrente de ti,
espero a que vengas a salvarme.
Me llevas muy lejos,
viviendo a tu lado en sueños,
el único lugar donde puedo amarte
ficticio es para siempre.
Para siempre adorarte...

Aunque duela el corazón triste.

Soneto para Annet Marie .

Soneto para Annet Marie

Una princesa sentada
en lo alto de una torre,
llora muy triste
en su aposento, sola.
Sus labios rosados,
su sonrisa rota,
su canción en silencio,
su cara preciosa.
Sus ojos vivos pero apagados,
su corazón ama desolado,
a un fantasma; a un joven sin vida.
No llores más, princesa,
este pobre fantasma borrará tu tristeza.

Ahora ámame, porque yo te amo.

El soneto del Fuego .

Soneto del fuego

El fuego nace en tus labios,
las llamas no serán extinguidas...
Viene el marchito lirio,
se va triste la rosa lánguida.
El deseo de la noche, perdido,
la mañana sola, amanecida.
El secreto de tus ojos prohibidos,
me llevan hacia a ti, seducida.
El misterio aleado con el secreto, fundidos,
hacen mi batalla perdida.
El silencio me lleva a tu olvido,
mi sonrisa rota sonríe, entristecida.
Me quemas con tu fuego...

Caigo en tus brazos rendida.


El soneto del Dolor .

Dolor

Hoy el azul se me apaga.
El sol abrasador quema,
pero para mí no más brilla.
La Muerte se pasea alegre,
sedienta de las almas, triunfante.
Y aún los ángeles me sostienen,
ponen su confianza en mi cuerpo;
aunque pocos hilos me aguantan ya.
El miedo se abraza a mí,
y yo, tan penosamente,
me aferro con fuerzas a una salvación suicida.
Hoy, por muy exhausta que esté,
le pido a Dios que toque mi cabeza,

y que sus manos, la llenen de sabiduría.


Soneto del Ángel caído .

Soneto del Ángel Caído

De la canción de tus labios
que te hace susurrar el viento,
mi corazón en tus manos
regalado. Sacado de mi pecho.

Ángel caído de los cielos,
¡cuán grande tu despojo ha sido!
En silencio te miro,
bello forastero desconocido.

Aterrizaste en mi mundo de fuego.
El sueño quema. El dolor no siento.
Recorren los hilos de sangre lentos.

Digamos que por mí has venido,
que tus pecados perdonados fueron,

que por mi vida unida a la tuya, has caído.


Soneto de la Velada triste .

Soneto de la velada triste

¿Por qué sigues en mi mente?
Persiguiéndome, mirándome...
¿Por qué no haces del dolor,
una triste melodía,
para que me acompañe
noche y día?
Camino contra el viento,
en las carreteras rociadas,
arrastrando mi pena
por cada madrugada,
cerrando mis ojos por un momento.
Me acuerdo de ti,
caigo,

y me quedo helada.


El soneto de la Noche .

Soneto de la noche


Cuando duermas, mi querido ángel,
Yo estaré para aguardarte
De temores, de la muerte,
Suspiro al verte...

Cierras los ojos, mi corazón vive.
Cada latido tuyo es más fuerte,
Y mi vida pasa deprisa.
Y tú, eres mi suerte.

Esta noche la luna me dirá,
Dónde estás exactamente.
Las estrellas me oyen buscar
En el cielo, a mi querido ángel.


Soneto de la Noche sin Luna .

Soneto de la noche sin luna

Hoy la luna no me duerme,
los ángeles ya no cantan,
el sol no brilla en tus ojos,
el corazón para siempre se para.
La vida no es lo que fue,
las heridas han tocado lo profundo,
las cicatrices marcadas del ayer,
recordarán el suspiro
de un espíritu inmundo.
Y las alas de ángel que me cubren,
me impiden ver estrellas de cristal,
y una dulce luna de diamante y perlas
brilla a lo lejos,

y se esconde tras la estela angelical.


Oh, amor...

Oh, amor...

¡Lo odio!
¡Cuánto odio al amor!
Pero, ¡ay, Dios mío!
¡cuánto te amo!
Amor...
Sentimiento lleno de repugnancia,
¿cómo osa adueñarse de mi cuerpo,
de mi cabeza, de mi corazón?
Si sabe lo que me duele,
cómo me destroza,
¿para qué viene? Y lo peor
es que nunca se equivoca.
Y ya no doy para más,
el amor conlleva a la muerte.
Este pequeño corazón está muy roto
para que vuelva a arreglarse.
¡Es que no me cabe!
¡Es tanto sufrimiento!
¿Cómo un ser humano
puede llevar tanto adentro?
Es una batalla
donde todos van de la mano:
el olvido y la distancia;
la vida y la muerte;
el vacío y el dolor.
Y no.
No puedo soportarlo más.
A ciegas entrego todo,
ordenadamente y con pasión.
¿Y qué recibo a cambio?
Nada, sin compasión.
Pero tú, mi ángel...
¡Tú lo eres todo!
No puedo cerrarte las puertas;
no puedo dejar de verte;
no puedo negar tus besos;
no puedo evitar que tu amor
me inunde millones de veces.
Oh, amor...
¿Qué le hago? ¡Suspiro!
Y cuánto me queda, Señor.
No quiero ni imaginarlo.
Sólo pensar, me cierro
¡y no salgo!
Pero tú...
¡Oh, tú, bendito seas!
Da igual lo que me depares,
te amo, y ya está.
¿Qué importa lo que la gente piense?
Yo sólo te observo, te deseo.
Pero, ¡oh, el amor!
Cuánto lo odio...
Es el mayor veneno
que jamás ha visto mi corazón.

Y aún así, te amo...

Sí, te amo...


Cómo duele .

Cómo duele

El viento congela mis huesos.
Esta noche camino sola.
Aún no pude librarme de las cadenas;
pero voy en tu busca, sola.
Y sólo pienso, y el deseo sube,
aumenta y llega a mí mente...
Duele mucho tener ya a alguien;
duele mucho no ser tuya.
Duele mucho cuando las lágrimas caen,
cuando el tiempo se para,
y mis pies no pueden seguirte.
Cuando mis suspiros te rodean al dormirte.
Cómo duele respirar cuando no estás,
porque entonces no comprendo por qué respiro.
¡Cómo duele el amargo silencio!
Cuando estamos cara a cara,
y los labios sellados para siempre quedan.
Tantas veces me cuestiono lo mismo...
“¿Qué no hago yo contigo?”
Pero la vida es cruel.
Y el amor, querido, sobre todo el amor...
Si el destino no quiere que juntos estemos,
entonces aguardaré con pasión.
Aguardaré a que la lluvia pare;
a que el sol venga;
a que el viento calle y nos susurre:
“¿a qué esperáis para amaros?”
Entonces, yo querido, te daría todo.
Mi amor y mi deseo...
Pero despierto. ¡Sí, despierto!
Y entonces no es nada igual.
Me hiere tanto no poder quererte,
sólo poder amarte en silencio...
Me mata el saber que tus labios
jamás serán probados por mí.
Y el dolor permanecerá justo a mi lado,
no me abandonará jamás,
como yo no dejaré de amarte.
Pero cómo duele... Sí, qué mal se siente
el no ser para ti, el no poder abrazarte.
El no poder regalarte las estrellas
y no amarnos mirando el oscuro cielo.
Me desgarra por dentro,
y sólo tu mirada esto cura.
Pero por ahora duerme.
Yo lucharé por ti en cada instante.
Sé que no es un cuento de hadas;
pero sí una cárcel.
Entonces yo pediré nuestro amor eterno.
Y lo conseguiré porque te quiero.
Y no habrá cosa alguna existente
que nos separe y nos quite el amor.
Yo venderé mi lugar en el cielo,
y te esperaré hasta el fin de mis tiempos.
Mientras tanto te amaré...
Oh, sí, ¡cuánto te amaré!

Cuánto duele verte cada día, querido,

y no tener valor para decirte que soy tuya.


Flor .

Flor

Preciosa y delicada flor,
los ángeles cantan por tu brote.
Inesperado y a la vez amado,
siempre por mi corazón.
Tus pétalos perfumados
acarician mi cielo plata.
Tu dulzura desemboca
en mis sentidos.
Me detengo y medito...
¿Qué es lo que Dios
me ha traído?
¡Ah! ¡Esa hermosa flor!
¡El regalo más preciado!
Que no llore en mi presencia,
¡bien sabe que la conservo yo!
Y tanto que la protejo...
Que no se marchitará.
Ni la flor, ni mi amor.
Y la miro... La miro...

Y nunca la dejaré de observar.


Amargura .

Amargura

Hoy tus ojos atraviesan fieros mi corazón,
desafiantes. Y lo sé todo de ti. Todo.
Y tú de mí, no sabes nada. Nada...
O eso pretendes: no saber nada de mí,
y todo de mí sabes, con tu dulce mirada.
¿Cómo debo sentirme? ¿Cómo, dices?
Seducida por tus labios, torturada por esos
crueles ojos almendrados que me hacen caer a tus pies.
No sé si es amor... No creo si es amistad.
Sé que es un profundo dolor, imposible de remediar.
Me alegro cuando te veo, pero también me duele.
¡Oh, amado mío -si es que eres mi amado;
si es que eres mío- dime tú, ángel de
mis cielos! ¿Qué es esto que por ti yo
estoy sufriendo? ¡Daría mi vida por rozar
tus deleitosos labios! ¡Por acercarme a ti y
oler el aroma de tu suave piel! Y ahora...
Dime, querido mío -por mí eres más que
querido, ¿pero eres mío?-... Dime, corazón,
dime, mi cielo, ¿qué es lo que estoy
sintiendo? ¿Qué es lo que me está pasando?
El tiempo vuela, la vida corre. Mi corazón
tiembla, y ésto me duele. Así que, por
favor, lucero de mi alma... Respóndeme con
tu suma ternura... Y si tú no ves, si tú no
sientes lo que yo.... Sácame de esta dulce,

triste y loca amargura.



A ti .

A ti

Hoy ya no sé dónde despierto.
Vivo cuando te veo,
y si no te veo,
me pierdo.

No hay soledad para tus besos.
No hay oscuridad en tu cielo.
Tú, que el dolor calmas.
Tú, que por ti muero...

Tú... Que el tiempo haces corto,
aunque cuando me hablas,
se me hace gloriosamente eterno.

Tu voz que me envuelve,
y cada palabra acariciada por tus labios,
llegan dulces a mis oídos.

Tu voz que toca fuerte mi interior.
¡Ojalá nunca callaras!
Escucharte para siempre...
Para oír susurradas tus dulces melodías.

Y navegar en tus ojos de miel,
ésos dos luceros de almendra
donde me perdí más de una vez.

Acariciar tu corazón,
besar tus suaves mejillas.
Aspirar tu aroma, abrazarte,
y sentir tus alas al rodearte.

Dibujar sonrisas en tu rostro.
Llevarte cerca mía,
como si estuvieras bajo mi piel,
¿adónde mejor estarías?

El viento susurra a lo lejos,
y me lleva a tus brazos.
Respiro tu armonía...
¿Adónde mejor estaría acaso?

Mi vida está sobre tus manos,
permanezco en tu dulzura.
Y ojalá ésto sea eterno...

Al igual que eterna será tu hermosura.